La España de ahora no se diferencia en tanto de la España del siglo XX en algunas cuestiones. Aunque es cierto que han cambiado muchas cosas que son de real importancia, como nuestro sistema político o la calidad de vida de los españoles, es cierto que todavía permanecen algunas cosas que, con el paso de los años, se han convertido en verdaderas señas de identidad de nuestra cultura y que asociamos, de una manera directa o indirecta, a la tradición que invade nuestros pueblos, nuestras ciudades y, en definitiva, nuestras gentes.
Uno de los ejemplos más claros de lo que venimos comentando tiene que ver con un negocio como lo es el de la hostelería. España es un país de bares. Es bastante probable que seamos el país que más bares tiene de todo el mundo a pesar de que no somos ni el país más grande de esta Tierra ni el que más habitantes tiene. La clave de la gran cantidad de bares que tenemos aquí es la cultura que existe de acudir a este tipo de centros a disfrutar de nuestro tiempo de ocio y a olvidarnos, al menos aunque sea por unos minutos, de la rutina.
Pero un bar lleva asociadas muchas más cosas que las que todos solemos pensar de primeras: el servir una determinada comida o bebida a un cliente. El bar es uno de los negocios más sacrificados que se conocen y eso es porque, además de tener que trabajarlo y que permanezca abierto durante muchas horas cada semana, es necesario cumplir con un estricto protocolo de seguridad y de higiene alimentaria. Es algo con lo que se han puesto muy en serio desde el Ministerio de Sanidad y que parece que va a más con el paso de los años.
Uno de los ejemplos que os podemos trasladar es esta Ordenanza Municipal de Higiene Alimentaria de la ciudad de Zaragoza, publicada en la misma web de la ciudad y que obliga a todos los negocios hosteleros de la ciudad a cumplir de manera exacta con todas las medidas que conlleva dicha normativa. Es evidente que se trata de un asunto que tiene especial relevancia para la salud pública y que nada de lo que lleve asociado puede estar sujeto a problemas que puedan afectar de manera directa o indirecta la salud de los ciudadanos.
Una noticia que fue publicada en la página web del diario El Mundo informaba de que, durante el año 2016, la Policía había interpuesto un total de 48.590 multas a bares de toda España. Aunque es cierto que la gran mayoría tienen que ver con el volumen de la música y las horas de cierre, que a menudo no se cumplen, también es real que algunas de esas denuncias se deben a la falta de higiene de los productos que esos bares tratan de comercializar. Y las multas de las que hablamos no son precisamente ligeras. Se trata de un problema grave que exige una solución rápida y eficaz.
La higiene de los productos y de las instalaciones de un negocio dedicado a la hostelería es un aspecto fundamental y que está más de actualidad que nunca gracias a que son muchas las inspecciones que se llevan a cabo a bares que operan en todo el territorio nacional. Los profesionales de Stocknet Vallès, una entidad que se dedica a proporcionar labores de limpieza, nos han comentado que ha crecido el número de responsables de negocios hosteleros que han apostado por redoblar esfuerzos en higiene en los últimos tiempos y que, en pos de ello, han decidido comprar los productos que esta entidad comercializa.
Un problema que quita el sueño a muchos
Con el paso de los años, todo el mundo se ha dado cuenta de la gran cantidad de problemas que puede ocasionar el hecho de que una inspección acuda a un bar y detecte cualquier tipo de negligencia o mal cuidado de la higiene alimenticia de los productos que se encuentran en sus instalaciones. Muchos emprendedores del sector han manifestado sentirse intranquilos ante la gran incidencia de multas que esto ocasiona a quien recibe este tipo de visitas. La solución está bien clara: hay que apostar por los mejores productos en materia de higiene o estamos perdidos.
Es cierto que prácticamente todos estos profesionales ya han encontrado una solución y que la higiene se tiene mucho más en cuenta ahora que en tiempos pasados. Pero también es verdad que convendría no bajar la guardia. Es un asunto muy importante el que está en juego y con el que las administraciones públicas no se andan con rodeos. La higiene pública es algo que resulta clave para cualquier tipo de gobierno y no controlarla bien le podría costar caro en las elecciones más cercanas. Solo con eso basta para saber que este asunto se lo van a tomar en serio.