Disfruta de unos días de ocio cultural haciendo turismo por Ronda

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Cada vez que tenemos unos días libres en nuestro trabajo o en nuestra empresa, nosotros os recomendamos que los aprovechéis para salir de vuestra localidad y, con ello, conseguir desconectar de la rutina del día a día y es que tan importante es salir a conocer, como conseguir desintoxicarse del trabajo y del teléfono móvil durante algunas jornadas. Estos días no solo nos sirven a nosotros para poder salir de la rutina y del estrés, sino que, si vamos con nuestra familia o con nuestros amigos también podemos aprovechar para hacer piña, dado que cada vez las relaciones personales están más desvirtuadas por culpa de la incidencia de las nuevas tecnologías. Además, ni siquiera es necesario que salgamos de nuestro país, puesto que España esconde cientos de rincones únicos que son especiales y dignos de visitar y conocer su historia. Desde el cabo Fisterra en Galicia a Algeciras o Bilbao, cada punto geográfico tiene su belleza especial que los convierte en únicos. Es por ello por lo que a lo largo de las siguientes líneas os queremos presentar uno de estos espacios, una ciudad que muchos conocéis pero que esconde mucho que ver y que ahora os descubriremos. 

La población de Ronda es una ciudad de la provincia española de Málaga que está situada sobre un profundo desfiladero y que cuenta actualmente con una población que ronda los 34.000 habitantes. Su característico desfiladero, el que forma el río Guadalevín y que se conoce como ‘El Tajo’, separa la nueva ciudad, que data de aproximadamente del siglo XV, del casco antiguo, que se remonta a la época del dominio árabe. De aquella época, de la árabe, Ronda todavía conserva los baños árabes, una construcción situada al este de la ciudad y que es una emocionante porción de la herencia morisca de la ciudad, y está en condiciones formidables teniendo en cuenta su edad, con todos menos uno de los techos intactos. Eso se debe en parte a que, como solía ser el caso, los baños se adaptaron, esta vez como una curtiduría que hacía uso de la sala de calderas, pero las habitaciones frías y cálidas todavía están aquí, bajo techos abovedados con aberturas en forma de estrellas. Así, si vas hasta este lugar puedes ver cómo se calentaron y el intrincado sistema que extraía agua del arroyo Las Culebreas hasta el complejo. Estos baños se encontraban en la parte más pobre de la ciudad, y tenían un papel religioso ya que estaban al lado de una mezquita para que los fieles pudieran realizar sus abluciones aquí.

Las bodegas de Ronda, que son parte de la D.O. Sierras de Málaga, también son otros de los lugares que no nos debemos de perder al visitar la localidad y, dado que están a las afueras, si queréis disfrutar de los viñedos, nosotros os recomendamos que optéis por los servicios de Ronda transfer tours para acercaros, ya que de este modo podréis disfrutar de los caldos sin peligro a que os pare Tráfico a la vuelta. Además, al ir a estas bodegas seréis conscientes de que las elevaciones traen un clima que permite que florezca una gran variedad de uvas, creando galardonados vinos Crianza, Tinto Joven y Blanco Joven. La ruta oficial del vino de Ronda ahora incluye 21 bodegas, por lo que, si os gusta el vino y la viticultura, Ronda podría ser el trampolín para unas vacaciones inolvidables. Algunos de ellos, como Chinchilla, programan cursos de medio día para que pueda obtener un conocimiento profundo sobre el proceso y los sabores sutiles. A mayores de maridar deliciosos vinos con tapas, también podremos apreciar los majestuosos paisajes de aquí, donde la mayoría de los viñedos se plantan a más de 750 metros.

El Puente Nuevo de Ronda, otro de los lugares imprescindibles

Además de la Iglesia de Santa María La Mayor, la herencia taurina de la ciudad, la ciudad en sí y la Alameda del Tajo, entre otros, uno de los mayores atractivos de Ronda es el Puente Nuevo. Este viaducto compone una de las imágenes más emblemáticas, no solo en Ronda, sino que de toda España. Su estructura data del siglo XVIII y se asienta en el fondo del desfiladero de El Tajo, unos 120 metros más abajo. La construcción comenzó en 1759 para reemplazar un puente anterior que se había derrumbado en la década anterior, aunque no fue una obra fácil dado que su reconstrucción se demoró unos 42 años y costó la vida de unos 50 trabajadores. Además, para quien quiera conocer algo más de la historia de este puente, hay una pequeña exposición sobre el puente y su construcción en una cámara situada sobre el arco principal, en un punto concreto que, a pesar de su pequeño espacio, fue utilizado como prisión durante siglos.

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