Últimamente no paro de pensar en cómo ayudar más a los animales. No me alcanza el dinero, pero sí me sobran las ganas, y, viendo lo que están haciendo dos personas que sigo en redes, siento que, aunque no pueda construir un refugio, al menos puedo ayudar de otra forma. Porque a lo mejor tú sí puedes aportar algo o te animas a empezar algo parecido.
Estas dos personas llevan años rescatando perros (a veces gatos y otros animales también), y siempre han tirado adelante con lo justo. Pero ahora están montando su propio refugio, y lo están haciendo como pueden: con ayuda de su comunidad, donaciones y muchísimo trabajo. Lo comparten todo en redes y, gracias a eso, muchos nos estamos enterando de lo difícil y caro que es montar algo así.
Yo antes ni me imaginaba la cantidad de cosas que hacen falta…
Tener un terreno (y si ya está vallado, mejor aún)
Lo primero que hace falta es un terreno, y eso ya es complicado. Tiene que ser grande, sobre todo si van a estar muchos perros juntos. No se puede tenerlos todos en un espacio pequeño porque se pelean, se estresan o simplemente no tienen dónde correr.
Ellos consiguieron el terreno gracias a una persona que se lo cedió, pero eso fue solo el comienzo. Porque claro, el terreno no tenía nada: ni valla, ni sombras, ni agua corriente, solo tierra.
Así que todo lo demás lo han tenido que ir haciendo poco a poco.
Mallas metálicas para vallar (carísimas, por cierto)
Esto es lo que más están necesitando ahora mismo: mallas metálicas. Son para cerrar el perímetro del terreno y para hacer divisiones internas, porque no todos los perros pueden estar juntos.
Spadico, por ejemplo, empresa que dispone de un amplio catálogo de suministros industriales de diferentes sectores como la cerrajería, mallas metálicas baratas…, nos explica que las mallas metálicas no solo ofrecen seguridad y resistencia, sino que también son fáciles de instalar y adaptar a diferentes terrenos, lo que las convierte en una opción ideal para refugios de animales.
Pero las mallas cuestan un montón, y no solo es la malla en sí. También hacen falta postes donde sujetarlas, herramientas para colocarlas, alambre, puertas… Es un trabajazo. Pero sin eso no hay refugio, porque los perros no pueden estar sueltos sin control, y tampoco puedes arriesgarte a que se escapen o que entre alguien de fuera.
Yo ya he visto varias publicaciones suyas donde piden ayuda para comprar más malla, porque se les acaba rápido. Y lo bueno es que la gente va colaborando poquito a poco. Hay quien dona 5€, otros mandan un rollo de malla entera… todo suma.
Casetas, sombras y espacios donde refugiarse
Los perros no pueden estar todo el día al sol o bajo la lluvia, necesitan un lugar donde descansar y sentirse seguros. Por eso están construyendo casetas con pallets, madera, aislantes, lo que pueden conseguir.
También ponen lonas o techos para que haya sombra en verano. En sus vídeos se ve cómo improvisan estructuras con lo que tienen a mano. Lo importante es que los perros puedan estar tranquilos, sin pasar frío ni calor extremos.
Y claro, si tienes más perros, necesitas más casetas. Es un gasto constante.
Zonas separadas para cada tipo de perro
No todos los perros se llevan bien. Algunos son muy sociables, otros tienen miedo, otros están enfermos o vienen muy maltratados.
Por eso ellos están separando el terreno en varias partes: una para los nuevos que llegan, otra para los que ya están adaptados, otra para los más delicados, y así.
Todo eso lo hacen con más mallas metálicas y puertas. Cada vez que llega un perro nuevo, tienen que decidir a qué zona lo mandan. Y a veces tienen que mover a otros para que no haya líos.
Comederos, bebederos y toneladas de pienso
Una cosa que no se dice mucho, pero que es superimportante, es dónde guardar el pienso. Si lo dejas en cualquier sitio, se moja, le entran bichos o se estropea con el calor. Ellos están usando contenedores grandes con tapa, y aún así tienen que estar pendientes todo el rato.
Además, cada perro necesita su comedero y bebedero. Mejor si son de metal, porque los de plástico se rompen muy fácil, y si puedes poner bebederos automáticos, aún mejor, porque así no se vacían tan rápido.
Entre pienso, latas para los más mayores o enfermos y snacks para entrenamiento, se les va una pasta cada mes.
Botiquín y zona de curas
Aunque tengas un veterinario que te ayude, hay cosas que tienes que poder hacer tú mismo. Ellos han montado una especie de mini clínica improvisada, con una mesa grande y estanterías llenas de cosas útiles: gasas, suero, tijeras, guantes, desinfectante…
Han aprendido a poner suero, curar heridas, quitar garrapatas… todo eso lo hacen ellos porque no siempre pueden llevar a todos al veterinario, o no hay tiempo.
Tener un buen botiquín es básico, y no es tan caro si vas comprando cosas poco a poco.
Espacio para cuarentena
Cuando llega un perro nuevo, no puedes juntarlo enseguida con los demás, porque es posible que tenga alguna enfermedad o que esté muy asustado. Por eso necesitan una zona de cuarentena, separada del resto. Ahí los dejan unos días, les hacen pruebas, los observan, y si todo está bien, los pasan al grupo que mejor encaje con su carácter.
Esa zona tiene que estar bien cerrada, tener su propia sombra, comida, agua y caseta. Básicamente, un mini refugio dentro del refugio.
Zona de baño y desparasitación
Una de las primeras cosas que hacen cuando rescatan a un perro es bañarlo. No sabes cómo llegan algunos: llenos de pulgas, barro, heridas… Han montado una zona al aire libre con suelo que se puede limpiar bien, una manguera potente y espacio para secarlos. A veces tienen que bañarlos entre dos personas porque algunos no se dejan ni tocar.
También hacen desparasitaciones cada cierto tiempo. Pipetas, pastillas, collares antipulgas… es caro, pero súper necesario.
Organización y papeles
Cada perro tiene su ficha con toda la información: dónde lo encontraron, qué tratamiento lleva, si está castrado, si tiene chip, si ya está en adopción…
Todo eso lo llevan en hojas de Excel, con carpetas, fotos y documentos. Y si eres una asociación legal, encima tienes que hacer cuentas, justificar gastos, etc.
No es solo dar de comer y limpiar, también es organizar, anotar y responder un montón de mensajes de gente que quiere adoptar o ayudar.
Voluntarios y ayuda real
Necesitas personas que estén dispuestas a ayudar, y muchas, porque ellos solos no pueden con todo. Limpiar, pasear perros, poner comida, llevarlos al veterinario… es trabajo de todos los días.
A veces hay gente que va una tarde a echar una mano. Otros se ofrecen a llevar cosas. También hay quien simplemente comparte sus publicaciones. Todo ayuda.
Yo no puedo ir porque vivo lejos, pero siempre estoy pendiente de sus redes para compartir lo que necesitan o mandar algo cuando puedo.
Transporte, traslados y urgencias
Esto también lo he visto mucho en sus historias. Cuando rescatan un perro, muchas veces están a kilómetros del refugio. No siempre tienen coche, o el coche que tienen está viejo, hecho polvo y ya no da más de sí. Y aún así, ahí van. Han hecho viajes larguísimos solo para recoger un solo perro. O para llevar uno al veterinario de confianza, porque no todos los pueblos tienen una clínica donde realmente sepan tratar casos difíciles.
El transporte es un gasto constante: gasolina, mantenimiento del coche, seguro, peajes si toca, trasportines para llevar a los perros con seguridad… todo suma. Y, además, muchas veces los traslados no se pueden planear con días de antelación. Si alguien avisa de un perro herido en una carretera, hay que ir ya. Y eso muchas veces significa dejar todo lo que estés haciendo, cancelar planes, y salir corriendo.
Hay seguidores que, cuando pueden, se ofrecen como «transporte solidario» y ayudan llevan perros de un sitio a otro. Otras veces hay que pagar traslados profesionales, que cuestan un montón. Así que si tienes coche y algo de tiempo, esa también es una forma súper útil de ayudar.
Visibilidad
Esto no tiene que ver con dinero, pero es igual de importante. Porque todo lo que están consiguiendo lo están logrando gracias a las redes sociales. No porque tengan millones de seguidores, sino porque los que los seguimos de verdad nos implicamos. Compartimos, comentamos, difundimos cada historia, cada necesidad, cada adopción. Y eso hace que más gente los conozca, que lleguen nuevas ayudas, y que cada vez más personas quieran hacer algo.
Además, estar en esto te agota. A veces recogen perros que no se salvan, o que están muy mal. Lloran. Dicen que quieren dejarlo todo. Y ahí es cuando más hay que estar. Apoyar, aunque sea con un mensaje. A mí me ha pasado que solo con decirles “gracias por lo que haces”, ya me han respondido emocionados. Porque, aunque parezca una tontería, eso también ayuda a seguir.
También es importante difundir cuando hay un perro en adopción, o cuando necesitan un material concreto. Un solo clic, una historia compartida, puede hacer que aparezca la persona que lo adopta o quien dona lo que falta.
No tienes que tener un refugio para marcar la diferencia
Puedes ayudar desde donde estás. Puedes donar una malla metálica, una caseta, un saco de pienso… o simplemente hacer que más gente se entere de lo que están haciendo.
Si tú sí tienes dinero o posibilidades, o conoces a alguien que las tenga, de verdad: apoya este tipo de proyectos. Hay personas ahí fuera dejándose la piel por cuidar a los que no tienen voz. Yo solo puedo hablar de ellos, compartir y hacer lo que esté en mis manos.
Y si algún día tengo mi propio refugio, ya sé por dónde empezar.